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  • Foto del escritorEric Calcagno

"Si se puede... fugar cuando se quiere": de la marcha del millón a la fuga de millones

Así, pues, el macrigobierno ha tenido su “marcha del millón”, y ha sido importante. Sólo los resultados del 27 de Octubre dirán si fue un acto político o una gigantesca sesión de autoayuda, donde sólo faltó la calistenia. Veamos.


La opinión de Daumier.


Los peronistas tenemos que borrar esa sonrisita socarrona y sobradora cuando vemos personas que van a una manifestación, que no es nuestra, con la indeleble ingenuidad de quienes fueron poco y nada a una marcha en sus vidas.


Esa supuesta “virtud republicana” a flor de piel, ese mirarse cómplice entre consorcistas del mismo edificio, esa sensación algo vacía que da la confusión entre ser protagonista –como fuimos el 17 de octubre- o comparsa, como en un carnaval triste, actual y amarillo.

Bienvenidos los que manifiestan poco -y cacerolean mucho- a las calles. Bastante costó poder manifestar como para negarle a quien sea la posibilidad de expresarse. Aún sin bombos ni choripanes (no saben lo que se pierden). Quizás en esas marchas paquetas falte… fraternidad. Han descubierto tarde las artimañas y los goces del populismo.

Desde un punto de vista más analítico, hay que observar la absoluta falta de imaginación que nos proponen los creativos de “Juntos por el Cambio”. En efecto, la “marcha del millón” sucedió en Washington D.C. en 1995, y se trató de una manifestación de afro-americanos, donde habló, por ejemplo, el Rev. Jesse Jackson.



Million man march, Washington D.C., 16 de octubre de 1995.


Sigue la misma línea del “Sí, se puede” que es la traducción de google del “Yes, we can” del Presidente Barack Obama. Se ve que al PRO le gustan los grones siempre y cuando no sean argentinos. Cuac. Me parece que le están pagando demasiado a Durán Barba et alli.

Pero hay otro camino, otra marcha de millones. Es la fuga de capitales. Siempre dijeron que los capitales se fugaban por una falta de confianza. En esa lógica, lo primero es la confianza de los “inversiones”, luego “llueven las inversiones”.


¿Quién les habrá dicho qué a los “inversores” para que fugaran cerca de 10.000 millones de dólares en 2016, 22.200 millones de dólares en 2017, 27.200 millones en 2018 y 14.000 millones hasta julio de 2019 (Ámbito, 29/8/19)? Es tanto más incomprensible que en 2017 Macri ganó las elecciones de medio término. ¿Era necesaria la confianza o sólo fue una rueda de negocios por 73.000 millones de dólares?



Si, se puede!


Nunca dejará de sorprender la similitud entre el endeudamiento externo y la fuga de capitales. Es como si el establishment local prefiriera endeudar la Argentina en dólares vez de pagar en pesos los impuestos o retenciones que les corresponden.


Se abstraen así de la sociedad nacional y dejan un “pagadiós” en forma de deuda externa. Que también deberán pagar quienes los votan, Eso, lo disfrazan de “virtud republicana”. De marcha del millón, contra el pasado (que siempre es bueno discutir, por cierto), para garantizar políticamente la evasión de miles de millones de dólares, en el presente.


Suena irreal, pero, si, se pudo.

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