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  • Foto del escritorEric Calcagno

Noticias de ayer: la “Cumbre de las Américas”

La historia de las relaciones entre Estados Unidos y las naciones que existen al sur de sus fronteras parece estar marcada por un similar patrón de comportamiento. Es lo que trataremos de analizar un poco.


Una representación del Presidente James Monroe en la creación de su doctrina, tal como está en el pasillo Cox en el Capitolio.


Estas relaciones son a veces carnales, a veces espirituales, aunque nunca entre iguales. Están marcadas por la conocida “Doctrina Monroe”, sí, esa misma que sostiene que “América es para los americanos”, nunca fue demasiado precisa en qué entendemos por americanos, de qué manera puede ser, y bajo qué modalidades. Data de 1823.


En los hechos, esa “Doctrina Monroe” fue la proyección continental del “Destino Manifiesto”, que sostuvo la necesidad de expandir los Estados Unidos desde el Atlántico al Pacífico, con el fin de establecer en esos territorios la libertad y la civilización. Con aquiescencia de Dios. Tampoco son muy explícitos en la significación concreta de esos conceptos, ni de las manifestaciones de la preferencia divina. Es de 1845.


Alegoría de John Gast sobre el “Progreso Americano” (1872).


La “Doctrina Monroe” tuvo su “corolario”, cuando Theodore Roosevelt afirmó en un mensaje presidencial la obligación de los Estados Unidos en intervenir en cualquier país del continente, en caso de un mal comportamiento. Aunque los motivos que justifiquen esa actitud tampoco quedan claros, los Estados Unidos “contra su voluntad”, “deben ejercer el poder de policía internacional” en lugar de los europeos. “Hablar suave y tener un gran garrote”. Era 1904.


Con el otro Roosevelt –Franklin- los Estados Unidos adoptaron la política del “buen vecino” en la séptima conferencia panamericana de Montevideo en 1933. Cuando el gobierno norteamericano entró en la segunda guerra mundial en 1941 (que había empezado en 1939), este Roosevelt pudo afirmar que esa política del “buen vecino” dio sus resultados al empujar la mayoría de las naciones del continente americano a la guerra. Por cierto, ordenó establecer un bloqueo a Argentina, que conservaba nuestra neutralidad.


Una caricatura norteamericana sobre el poder del “Tío Sam”, donde la Doctrina Monroe es el Gran Garrote.


Con la “guerra fría”, los diferentes encuentros entre países de América del norte, centro y sur estuvieron marcados por la importación de un conflicto ideológico según pautas norteamericanas y europeas. ¿Alguien dijo OTAN? Había que combatir al comunismo. De allí que cualquier movimiento popular latinoamericano pasara por comunista, por lo tanto habilitaba la acción democrática de los Estados Unidos para reprimirlos.


Por eso existió el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), firmado en 1947. Especificaba que en caso de cualquier agresión de un país extra-continental, los demás firmantes debían acudir en su ayuda. Los argentinos sabemos lo que vale esa firma, al menos desde 1982, cuando Malvinas.


“En un momento en que la democracia está amenazada en el mundo, mostremos que la democracia no es sólo el rasgo definitorio de la historia de las Américas sino que es el ingrediente fundamental para el futuro de América”. Eso dijo Biden en la cumbre de las Américas hace pocos días. En 2022.


“Sin embargo, en este momento de máxima oportunidad, enfrentamos las mismas fuerzas que han amenazado a América a través de su historia -- las fuerzas extrañas que una vez más intentan imponer los despotismos del Viejo Mundo a los pueblos del Nuevo”. Palabras de Kennedy en 1961.


John F. Kennedy en su discurso a un año del lanzamiento de la “Alianza para el Progreso”


“Con medidas como éstas nos proponemos completar la revolución de las Américas, para construir un hemisferio donde todos los hombres puedan esperar el mismo alto nivel de vida -- y donde todos los hombres puedan vivir sus vidas con dignidad y libertad”. Kennedy, 1961.


“En esta cumbre, tenemos una oportunidad de unirnos en torno a ideas audaces, medidas ambiciosas y de demostrar a nuestro pueblo el poder increíble de las democracias de dar beneficios concretos y hacer que la vida sea mejor para todos”. Biden, 2022.


“Por eso he hecho un llamamiento a todos los pueblos del hemisferio para que nos unamos en una Alianza para el Progreso, en un vasto esfuerzo de cooperación, sin paralelo en su magnitud y en la nobleza de sus propósitos, a fin de satisfacer las necesidades fundamentales de los pueblos de América, las necesidades fundamentales de techo, trabajo y tierra, salud y escuelas”. Kennedy, 1961.


“La nombramos "Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica" (…) Juntos, tenemos que invertir para asegurar que nuestro comercio sea sostenible y responsable y crear cadenas de suministro que sean más resilientes, seguras y sostenibles”. Biden, 2022.


El Presidente Joe Biden en Los Angeles.


Tantas buenas intenciones, con seis décadas de diferencia, sirven para marcar la agenda que los Estados Unidos impone al resto del continente. Que para eso existieron las conferencias panamericanas, la creación de la OEA, estas cumbres que no son cimas. Puede ser la “Alianza para el Progreso” de Kennedy, que al menos hablaba de reforma agraria, o puede ser la “Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica” que proclama Biden.


Estos encuentros nos sirven para considerar la agenda del imperio. Con el conflicto en Europa, Estados Unidos necesita “cadenas de suministro”, es decir materias primas; la Vicepresidenta Harris habló sobre el agua; quieren establecer controles migratorios más severos. Cambian las exigencias, pero no las relaciones de dominador a dominados. Conocemos el patrón de comportamiento de los Estados Unidos con respecto al continente. ¿Dejaremos los peronistas pasar ese comportamiento de patrones?


Mar del Plata, 2005.

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