Úrsula von der Leyen es la hija de Ernst Albrecht, uno de los políticos alemanes que descollaron en la construcción europea desde los años cincuenta para luego convertiste en el caudillo de Baja Silesia en los ’70. En 1990 Úrsula entra en la CDU (Unión Cristiana-Demócrata). Cuenta con la imagen de la madre alemana tradicional –pues tiene siete hijos– y representa la familia perfecta. Con la ayuda de papá pudo pasar de cargos electivos locales a ministerios provinciales, de ministra de Ancianos, Mujeres y Jóvenes a Diputada federal, de ministra de Asuntos Sociales a ministra de Defensa. En 2019 alcanza la Presidencia de la Comisión Europea.
Esa carrera ejemplar esconde los desastres de la época. Así, cuando fue ministra de Defensa realizó contrataciones millonarias a consultores externos, que participaron hasta en las definiciones de política militar y la compra de equipamiento. En 2015 contrató privados por 100 millones de euros, aunque sólo declaró gastar 2.2 millones en tales menesteres; en 2016 fueron 150, cuando apenas 3 millones estaban presupuestados. Los procedimientos y controles administrativos fueron ignorados.
Además Von der Leyen nombró en puestos decisivos a amigos y amigas que venían de consultoras como McKenzie o Accenture. Para 2019, la oposición socialdemócrata denunciaba la endeblez de la investigación parlamentaria sobre tales hechos de corrupción, celulares que se pierden o se borran, las contradicciones existentes… ¿Gobernanza? ¿Transparencia? Te las debo. Ah, pero el primer mundo. De algún modo, Angela Merkel la echó a rodar escaleras arriba, con el nombramiento a la Presidencia de la Comisión Europea.
Es cuando arrecia el COVID-19. Pero Von der Leyen sostuvo que era el mercado quien debía proveer los arbitrajes necesarios para la compra y provisión de vacunas. Una persona de convicciones, como lo atestiguan las relaciones que tuvo con Pfizer, en particular con Albert Bourla, el CEO de la empresa. Mensajito de texto va, mensajito de texto viene, Von der Leyen pudo anunciar la compra de 1800 millones de dosis de la vacuna en 2021, aunque «sin que sea posible saber el precio por dosis, el calendario de entregas y la cantidad de dinero por adelantado», según señaló el New York Times entonces. El británico The Guardian afirma que Europa pagó sobreprecios de 32 mil millones de dólares por las vacunas Pfizer. Cuando el Parlamento Europeo intentó investigar, sólo había confidencialidad… y celulares borrados. Esta tecnología, ché, qué cosa.
Hace poco, Von der Leyen vino a Brasil, Argentina, Chile y México. Es comprensible que Europa busque conseguir mercados, habida cuenta que la energía barata que le proveía Rusia no existe más, y que los Estados Unidos han decidido industrializarse tal como lo expresó el secretario de Estado Blinken en su discurso ante la Brookings Institution a fines de abril pasado. Y si eso implica aplastar la economía europea, bueno, son cosas que pasan. En Brasil y Argentina, Úrsula predicó por el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que no es más que el ALCA con un poco de amor germano. Que son condicionalidades. Lula lo rechazó con cordialidad, así como Alberto Fernández. ¿Sabrá que si los europeos terminan con su proteccionismo agrícola no podrán competir con nosotros? En sólo un día dejarán de existir todas las explotaciones agropecuarias. Teléfono para Macron.
Von der Leyen también vino a promocionar el «Global Gateway», que supone la inversión de 300.000 millones de euros hasta 2027 para financiar proyectos empresarios, sustentables, fomento de la educación, entre otros. Siempre que respetemos las condicionalidades que impone la Unión Europea. El objetivo es oponerse a la Ruta y Franja de la Seda, la iniciativa china para el desarrollo. Con un poco de historia, Úrsula sabría que ya sufrimos la Alianza para el Progreso de Kennedy en los años sesenta, con los resultados por todos conocidos. Pero constatamos que la historia no es el fuerte de la presidenta de la Comisión Europea. A la hora en que tanques alemanes vuelven a pisar suelo ruso, seguro que tiene mucho para olvidar.
Que Úrsula Von der Leyden guíe a Europa a favor de Ucrania en la guerra contra Rusia es asunto de esos europeos, no de los latinoamericanos. Que crea en un mundo “basado en reglas” –que nadie conoce- es contrario a nuestra posición tradicional de atenernos a la Carta de las Naciones Unidas, que al menos tiene el mérito de existir. Que afirme una “ventana de oportunidad” para concluir arreglos comerciales es una opinión personal o corporativa, que pretende poner plazos cuando hay necesidades divergentes o contradictorias. Si el medio es el mensaje, los europeos no pudieron elegir peor mensajera. Estará en nuestras oraciones, junta a la Generala Richardson del Comando Sur. «